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lunes, 25 de mayo de 2009

Otro Caso Extraño




Una nueva señal de la degeneración humana y del consiguiente fin de la Tierra se ha producido en Francia, luego que se diera a conocer el caso de una mujer cuyo rostro se ha visto víctima de una enfermedad rarísima y que le ha valido ser llamada “la mujer rana”.
Chantal Sébire es una francesa de 52 años que padece un tumor evolutivo en la cavidad nasal y los senos paranasales imposible de extirpar. Concretamente, sufre un estesioblastoma, un tumor maligno muy raro que supone el 3% de todos los tumores intranasales, contra el que lleva luchando cerca de ocho años sin que ninguna de las terapias actuales le permita tan siquiera frenar su avance.


Ese tumor no sólo le ha desfigurado, sino que le ha quitado el gusto, el olfato y la vista, además de sufrir un dolor atroz que, como ella misma refiere, le puede durar unas cuatro horas. En Francia la eutanasia no es legal, por lo que ha presentado una demanda ante el Tribunal de Primera Instancia de Dijon solicitando que le permitan morir con dignidad, sin querer recurrir al suicidio, que considera una derrota ante su enfermedad.


“No permitiríamos que un animal aguante lo que aguanto”, arguye esta profesora de Dijon. Lo único que le ofrecen es anestesiarla hasta inducirle un coma profundo, esperando hasta que muera de forma natural, a lo que ella se niega porque quiere tener un mayor control de su muerte. Tras saber que le deniegan la eutanasia en Francia, Chantal Sébire ha comentado que se plantea viajar a Suiza, donde la eutanasia es legal, para poner fin a sus sufrimientos.
Este caso ha reabierto el debate sobre la eutanasia y los deberes del médico ante sus pacientes. Aunque todo médico se prepara para actuar en favor del paciente y de su salud, procurando preservar su vida en lo posible, muchos argumentan que vivir en malas condiciones no es vivir y que no pueden estar a favor de mantener una agonía a toda costa; por contra, otros manifiestan que no se prepararon para quitar la vida o ayudar a ello y que va en contra de sus principios éticos o morales practicar la eutanasia. El sufrimiento de Chantal recuerda al del parapléjico Ramón Sampedro, cuyo caso terminó siendo llevado a las pantallas del cine por Amenábar. No sólo se hablaba de la eutanasia en sí, sino de la eutanasia encubierta, de los casos en los que los familiares le piden al médico “por favor, que no sufra más” y se recurre a la sedación fuerte, muriendo así “de manera natural a causa de su enfermedad” para evitar problemas legales.


IGLESIA ACTUALIZA LISTA DE PECADOS


Ante estos hechos extraños, una agencia noticiosa refirió que la iglesia está preparando una nueva actualización de los pecados mortales (los que condenan al infierno y que no se absuelven con la confesión y penitencias como los veniales) en los que se podrían incluir el aborto y el abuso de menores (mal que también ha afectado al clero), todo con el fin de intentar erradicar los males del mundo a través de la culpa. Los nuevos pecados que se agregarán a los diez mandamientos son: consumir drogas, ser rico en exceso, dañar el medio ambiente y hacer experimentos genéticos dudosos, como las clonaciones.


CRISIS DE LA CONFESION


Los líderes católicos también han hecho énfasis en la crisis que atraviesa la confesión dentro de su religión. El obispo Gianfranco Girotti, director del Penitenciario Apostólico (organismo que supervisa la confesión y las indulgencias plenarias de la Iglesia católica) ha afirmado que sólo 60 % de los fieles acuden al confesionario. El Papa no ha quedado atrás en las declaraciones y ha mencionado que la confesión no consiste sólo en la acusación de los pecados sino que, sobre todo, se trata “de un encuentro personal con Dios”. Falta poco para nuestra debacle y la Iglesia desea que todos sus hijos se encuentren libres de culpa para su respectivo juicio.


LAS ULTIMAS HORAS


Esta sucesión de enfermedades rarísimas y de mutaciones nunca se había dado con tanta frecuencia. Hoy, cada día, los reportes de las agencias noticiosas internacionales refieren nacimientos y transformaciones tan bizarras que la propia Iglesia ha variado su actitud respecto al tema, tal como lo demuestra el hecho de querer que la gente se confiese y se acerque a Dios. Ya es innegable: estamos en los últimos momentos de la humanidad.

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